Hoy hace exactamente (dentro de unas horas) 40 años que el hombre llegó a la Luna por primera vez. La humanidad, representada en esas horas por Neil Armstrong y Buzz Aldrin, consiguió alcanzar nuestro satélite natural. Ya lo aventuró John F. Kennedy antes de ser asesinado. Dijo que los Estados Unidos llegarían a la Luna para aventajar a la URSS en la carrera espacial y lo hicieron. Los soviéticos les sacaban mucha ventaja tras sus tres grandes éxitos (Sputnik, perra Laika y Yuri Gagarin).
Del que menos nos acordamos es de Michael Collins, ya que él se quedó dando vueltas a la luna mientras sus dos compañeros se tiraban 21 horas en la superficie lunar recogiendo muestras, dando saltos de alegría, clavando banderas americanas y llevando unas placas de reconociminento hacia el propio Yuri Gagarin, aunque hoy he escuchado que la retransmisión no se pudo ver en directo en la URSS ni en China.
Fue el 20 de julio de 1969, y hoy por hoy, el objetivo es volver a la Luna, que sería por el año 2020, para iniciar la construcción de un laboratorio y plataforma de lanzamiento allí desde donde iniciar el asalto a otro objetivo mayor: Marte.
De hecho, los héroes del Apolo 11 han hablado y Michael Collins, tal vez por ser él único de los tres que no pisó la Luna, ha sido el más claro.
A veces pienso que volé al lugar equivocado. Desde chico, Marte siempre fue mi favorito, y aún lo es. La Luna ya no es interesante. Marte sí lo es.
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