Comienza la campaña de navidad, cuando los fabricantes de juguetes hacen su agosto, y no han tardado en salir voces en contra de la publicidad por calificarla de sexista. ¿Y por qué creen que es sexista? Porque en los anuncios aparecen niñas jugando con muñecas y niños jugando con coches.
Vivimos en un mundo en el que los Gobiernos y la corrección política demandan un Papá Estado que roza el absurdo, y dentro de esa corrección política tenemos el tema de la Igualdad que pasa de los asuntos realmente importantes para centrarse en chorradas, como esta de la supuesta publicidad sexista, a la que se le llega a criticar que en los anuncios para juguetes de niñas se empleen tonalidades rosas y en los juguetes para niños, tonalidades azules. Claro, es que la publicidad trata de vender el producto. ¿A que a nadie se le ocurre vender un plan de pensiones con AC/DC de fondo? Pues eso.
Desde tiempos inmemoriales, la mayoría de las niñas han preferido las muñecas, y los niños el balón. También ha habido muchas excepciones a esto. Pero querer imponer que la publicidad de muñecas aparezcan niños jugando y poner a niñas jugando con los Action Man no tiene ningún sentido. Y no tiene sentido por la palabra imponer. He leído una crítica a un anuncio sobre un cochecito en el cual es el niño el que conduce y la niña va de copiloto. Si fuera al revés, ¿ya no sería sexista? Es buscar problemas donde no los hay.
Eso sí, siempre se puede exigir por ley que un niño tenga el mismo número de juguetes tradicionalmente femeninos que de masculinos, y si no, multa al padre. Sociedad a la carta. O, mejor dicho, sociedad tal y como la quiere Papá Estado, que de eso se trata. De 1984.
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