3/1/12

¿Por qué 2012 es un año bisiesto?

Este recién entrado 2012 es un año bisiesto. ¿Qué significa esto? Pues que en lugar de los 365 días habituales, este año tendremos 366 días, sumándole el 29 de febrero, para que las fechas astronómicas y las cronológicas no se nos vayan de madre.

El movimiento de traslación de la Tierra no es de 365 días exactos, si no de 365 días, 5 horas, 48 minutos y 46 segundos, es decir, prácticamente 365 días y 6 horas. Por eso, cada 4 años, se añade un día más al calendario, y así se logra paliar el déficit horario de los tres años anteriores. Las consecuencias de no aplicar este año bisiesto serían desastrosas, ya que poco a poco el solsticio de verano astronómico se alejaría más y más del 21 de junio, llegando al 21 de diciembre (solsticio de invierno) en un lapso de unos 500 o 600 años, y estaríamos celebrando la Navidad en bañador, a lo argentino.

¿Sucede siempre cada 4 años? La respuesta es negativa. Un año bisiesto es todo aquel año divisible entre 4 (un número es divisible entre 4 si sus dos últimas cifras son divisibles entre 4: 2012, 2008, 2004, 1992, 1004, etc.). Pero hay una excepción: el último de cada siglo debe ser divisible entre 400, si no, no es bisiesto. El año 1000, 1800 o 1900 no fueron bisiestos. El 2000, el 1600 o el futuro 2400 si son años bisiestos. Así, cada 400 años habrá 97 años bisiestos, provocando un error entre el calendario astronómico (posición de la Tierra respecto al Sol) y el calendario cronológico (el que nosotros llevamos) de 0,0003 días por año, pero como la rotación y la traslación de la Tierra cambian, tampoco resulta de mayor importancia.

Hay que comentar también la curiosa anécdota del 30 de febrero, fecha que se ha dado en 3 ocasiones a lo largo de la historia. El reino de Suecia, en 1712, tuvo dos días bisiestos (29 y 30 de febrero) para adoptar definitivamente el calendario gregoriano, y, más recientemente, en 1930 y 1931, la URSS introdujo un calendario revolucionario en el que todos los meses eran de 30 días, teniendo en ambos meses un 30 de febrero, pero aquello fue una de una serie de medidas extrañas entre las que se encontraba una semana de cinco días, con un día festivo para cada trabajador (al que se le asignaba un color: amarillo, rosa, rojo morado o verde, y dependiendo del color que tuviera, descansaba un día u otro, como los taxis), pero esto provocó una mala conciliación de la vida familiar y laboral y se suprimió, para pasar a semanas de 6 días, pero finalmente la URSS tuvo que abandonar su calendario revolucionario para volver al lógico y normal que aplica todo el mundo.

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