Es noticia en todos los periódicos esta semana. El Big Ben, la famosa torre del reloj londinense que corona el Parlamento Británico, está que se viene abajo. Y es que el Big Ben está inclinado hacia su lado noroeste ni más ni menos que 453 milímetros respecto a la vertical, casi medio metro.
Siempre he escuchado que algún día se va a hundir Madrid con tanta obra subterránea, pero se ve que Londres nos lleva algo de ventaja en lo que a arriesgar sus emblemáticos edificios se refiere. Construida en el año 1858, la Torre Big Ben ha sufrido una inclinación durante los últimos nueve meses de 3,3 milímetros, lo que le lleva al total mencionado anteriormente y a un ángulo de inclinación de 0,26 grados (ahora todo el mundo verá una inclinación exagerada, sin duda). La Torre Pisa, que es lo primero que se nos viene a la mente cuando de torres inclinadas estamos hablando, cuenta con 4º de inclinación, extendiéndose 3,9 metros sobre la vertical. Al ritmo actual, el Big Ben tardaría unos 4.000 años en alcanzar una posición similar a la de la famosa torre italiana.
Sí. Eso quiere decir que, de momento, los británicos no piensan hacer nada para proteger la torre, aunque habrá que ir pensando en algo por si la inclinación se acelera. Si no, será problema de los británicos (o lo que quiera el Altísimo que haya por aquella época) del futuro.
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