Internet es una ventana al mundo. Es la posibilidad de comunicarse con cualquier persona en cualquier lugar del planeta en tiempo real. Es la capacidad de estar informado e informar sobre cualquier asunto mientras éste está sucediendo (como el paquistaní que narró la operación contra Ben Laden vía Twitter). Internet es el empujón que necesitaban algunas sociedades para salir a la calle a protestar por las injusticias que padecen (véanse las revueltas árabes). Internet es sinónimo de libertad. Y, como la libertad de los ciudadanos, el tener el poder de la información, el saber qué está pasando en todo momento, y la claridad es algo que a los políticos les inquieta, tratan de modificar la naturaleza de internet a su antojo (véase la polémica Ley Sinde).
El siguiente mapa muestra la libertad en la red de los distintos países de la Unión Europea, en el cual vemos cómo Francia lidera el ranking de no-libertad en la red, lo cual no extraña con leyes tan extremas como la Ley Hadopi, que no ha hecho si no incentivar las descargas de contenidos, además de meter el miedo en el cuerpo a unos cuantos.
Siguiendo a Francia vemos a países como Reino Unido, Portugal, Italia o España, mientras que Alemania, Austria y Suecia tienen leyes más permisivas, llegando hasta Islandia y Estonia, que son las que más.
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