Estimados lectores, Ronmocho se complace en felicitaros el año nuevo, no con una copita de champagne, pues ahora mismo mi reloj (binario) marca las 1011 110011 de la mañana y no es momento, pero sí con mucha ilusión por lo que pueda depararnos el año 2011, que, dicho sea de paso, es un número feuno. Despedimos el año 2010, un año de poca actividad ronmochesca (el que menos desde que se creó ya por 2008).
Y es que este es el cuarto año que ya conoce Ronmocho. Quien me conoce sabe que a lo largo de mis (pocos) años ya he creado un montón de blogs, algunos con ilusión de hacer algo grande y otros sabiendo de antemano que los iba a abandonar al poco tiempo. Sin embargo, Ronmocho siempre ha tenido un trato especial ya que es el que puedo denominar, sin riesgo a equivocarme, como mi blog. 2010 fue un año de poca productividad, ya que mi tiempo libre se vio menguado drásticamente y pasé temporadas enteras (eones, incluso) sin añadir nada nuevo, pero espero (y deseo) que este 2011 sea distinto. ¿Es este mi propósito de año nuevo? Uno entre muchos, pero vosotros, queridos lectores, tampoco necesitáis saberlos todos (¡Ronmocho nunca ha sido un blog de experiencias personales!).
Espero que hayáis comenzado bien el año y no hayáis tenido ningún percance en la celebración (porque yo me topé con algún kamikaze automovilístico que bien pudo arruinarse el año él y la gente inocente con la que se topara). ¡Que el 2011 os traiga todo lo que deseéis!
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