Mientras entre Francia y Suiza, el Gran Colisionador de Hadrones, en su día saboteado por una paloma, trata de dar respuesta, entre otras cosas, al origen mismo del Big Bang y, por ende, de todo lo que conocemos, científicos han encontrado en la Antártida dos meteoritos en los que se han identificado minúsculos cristales que podrían testificar que fueron originados más cerca del Sol de lo que en un principio se podría creer.
¿Qué quiere decir esto? Pues, según la revista Science, que las partículas podrían contener restos de las zonas más frías de un naciente Sistema Solar, así cómo explicar cómo llegaron a nuestro planeta estos materiales orgánicos.
Via | El Mundo
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