El afán recaudatorio de todos los pro-derechos de la propiedad intelectual terminará siendo, si no lo ha sido ya, el tema de la tesis de algún licenciado en psicología o algo, porque las cosas que lee uno no es normal.
Pilar Bardem, que yo no sé cuánto tiempo lleva sin hacer nada digno de ver, propuso (por medio de una demanda, claro) que la clínica Santa Isabel de Sevilla pagara un canon por ser hospital privado y poner la televisión a los enfermos. El juez que llevaba la demanda le ha dicho, en jerga judicial, que a qué viene esto de emprenderla contra los pobres enfermos y que no, que no, que una habitación de hospital se equipara a domicilio privado y, como tal, no tiene que pagar canon ni canan.
¿Y yo que no quepo en mi regocijo cada vez que a esta gente se le da un revés en los tribunales?
Y es que esto no es lo único que leo hoy. La otra noticia roza lo ridículo. La PRS, que es algo así como nuestra querida SGAE, pero en Reino Unido, amenazó a la empleada de una tienda por tararear en el trabajo, de cara a los clientes. Luego rectificaron (después de que todo el mundo se les echará encima) y le mandó a la buena mujer una carta y un ramo de flores pidiendo perdón, pero la amenaza quedó ahí.
Yo estoy pensando seriamente crear una canción en la que sólo se oigan ronquidos, o una respiración. Así, cuando alguien ronque, o respire, me ganaré mi porción de canon por usar mi propiedad intelectual de cara al público. ¡Qué chorradas!
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