5/9/09

Ni se te ocurra estornudar durante un paseo espacial

Realmente, la mayoría de los que leáis esto no tendréis que preocuparos durante toda vuestra vida terrenal, ya que dudo mucho que vayamos a dar un paseo especial para arreglar el Hubble (más que nada porque en teoría no va a haber más tareas de mantenimiento al famoso telescopio espacial), pero los astronautas tienen que tener mucho cuidado si cogen un resfriado en pleno viaje. edward-white-paseo-espacial

La NASA lo tiene todo pensado, pero hay cosas contra las que no puede luchar. Si bien los astronautas pasan un periodo de cuarentena antes de embarcarse en un transbordador espacial o vehículo semejante, lo cierto es que la microgravedad debilita el sistema inmune y pillar un resfriado no es una tarea tan difícil. No es el único problema al que se enfrentan. También hemos oído hablar de los efectos de la microgravedad a medio-corto plazo, como la disminución de masa muscular. Además, como en la Estación Espacial Internacional suele haber varias personas en un espacio muy reducido, la propia respiración se convierte en un problema.

No es que no haya sistemas de renovación de aire, pero la microgravedad hace que se formen pequeñas bolsas de dióxido de carbono (CO2), que, pese a estar, en conjunto, dentro de los niveles normales, puede provocar casos de jaquecas o náuseas. En 1999, un grupo de astronautas rusos sintió estos síntomas, que no se pasaron hasta que volvieron a su nave. Hogar, dulce hogar.

Una cosa tan absurda como un estornudo puede echar por tierra una misión... y poner en peligro, en parte, nuestra vida. Si en mitad de un paseo espacial estornudamos, nuestra visibilidad se verá muy mermada ya que los restos del estornudo quedarán impregnados en el casco, sin poder quitarlos de ningún modo. Es por eso que recomiendan estornudar en el propio transbordador o en la Estación Espacial. Pero claro, los estornudos suelen llegar sin avisar...

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