Los experimentos espaciales siempre nos asombran. O bueno, casi siempre. Pero el que leo hoy en ElMundo desde luego que sí, porque la NASA ha traído a casa al maniquí 'Matroshka', desarrollado por la Agencia Espacial Europea, para estudiar el impacto de la radiación cósmica en el espacio, y así poder fabricar trajes y vehículos espaciales más seguros para los astronautas.
El muñecajo ha estado cuatro meses a bordo de la Estación Espacial Internacional, que me imagino yo a los astronautas a bordo de la ISS trabajando y al lado este maniquí que se parece a la momia de Tutankamon, lleno de sensores por todos lados. No tiene que ser muy cómodo, la verdad. Me atrevo a decir, incluso, que alguno ha tenido que pasar algo de miedo por la ¿noche?
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