Un día alguien se levantó y tuvo la siguiente inquietud mental: ¿Cuánta gente estaría dispuesta a recibir el corazón de un asesino? Así que se levantó y se fue a hacer la encuesta, y los resultados demuestran lo que a primera vista podríamos prever, que nadie quiere el corazón de un asesino, al menos en principio, si no que pr efieren el de una buena persona.
Aquí uno no puede si no recordar la película 21 gramos o el capítulo de Los Simpsons cuando Homer se pone el pelo de Serpiente.
Los que han recibido órganos donados creen tener una conexión psíquica con el paciente, al menos 2 de cada 3, según informa BBC, aunque más bien sería una conexión corporal. Los receptores a veces dicen a ver tenido recuerdos y experiencias del anterior dueño, aunque los expertos aseguran que no existe tal fenómeno y que está todo en la mente del paciente, que debe superar el trauma del transplante.
Recibir el corazón de otra persona supone un gran golpe emocional.
Isabel Clarke, psicóloga del Servicio Nacional de Salud Británico (NHS)
De todos modos, no debemos tener miedo porque los transplantes son anónimos y los receptores desconocen la identidad del donante.
Imagen | Maggotska
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