¿Cuántas veces habéis tratado de recordar el guitarrista de una de vuestras bandas preferidas y habéis estado toda la santa tarde sin poder pensar en otra cosa porque no eráis capaz de recordarlo? Muchísimas, seguramente… aunque, puede que últimamente no tantas, ¿verdad? Es una de las ventajas de disponer de internet everywhere: un par de clics, un tecleo rápido, un artículo de Wikipedia y nuestra duda ha quedado solventada en cuestión de segundos.
Sin embargo, ¿puede ser eso perjudicial para nuestra memoria? La memoria es como un músculo. Si no lo ejercitas, acabas perdiendo capacidad. Podríamos decir que gracias a la inmediatez de las respuestas, a tener toda la información al alcance de la mano, estamos haciendo de nuestra memoria un ser sedentario. ¿Cuántos números de teléfono eres capaz de recordar? Pocos, seguramente, todos están en nuestra agenda. ¿Por qué iba a preocuparme de acordarme de ellos si siempre tengo el móvil a mano? ¿Para qué voy a recordar los cumpleaños si Facebook los recuerda por mí? Hay ejemplos que pueden parecer nimios, pero no lo son. Gracias a internet, tenemos información en cualquier instante sobre cualquier tema que nos interese. Y eso, amigos míos, puede suponer un problema.
La memoria es un bien preciado y desde siempre se nos ha dicho que debemos ejercitarla para prevenir problemas futuros. Lo que pasa en estos tiempos es algo así como la variante tecnológica de la mítica frase: “lo importante no es saber, si no tener el teléfono de quién sabe”.
Tener toda la información al alcance de la mano es un sueño hecho realidad, una posibilidad que hace sólo unos años nadie podría plantearse. Sin embargo, no ejercitar nuestras capacidades mentales puede suponernos un problema a largo plazo, por lo que nunca dejéis de ejercitar la mente. Probar a sumar matrículas por la calle. Nos cuesta, ¿verdad? Debemos ejercitar nuestro cerebro.
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