Allá en nuestras antípodas, en Wellington (Nueva Zelanda), un joven ha sido condenado a cinco semanas de prisión por subir fotografías de su ex novia desnuda a Facebook, junto a frases del tipo “perra muerta” y semejantes. El elemento tiene 20 años y le esperan cinco semanas chungas, chungas.
Tras ser visibles únicamente para sus más de doscientos amigos inicialmente, decidió quitarle la privacidad el asunto y hacerlas públicas a todo el mundo, durante las 12 horas que la fotografía estuvo online.
El acusado se defendió diciendo que estaba actuando bajo los efectos del alcohol, pero, por suerte, el juez del caso tenía sentido común y desestimó estas razones como atenuantes y no rebajó la pena. Hace una semana, en Asturias, ocurrió un caso similar, aunque desconocemos si el resultado será el mismo que para el joven neozelandés.
Lo que sí parece que está claro es que hay que terminar con esta lacra que supone la falta de privacidad en las redes sociales. Cualquiera puede subir una foto de cualquier persona y ésta ni siquiera enterarse, lo cual no tiene ningún sentido ni legalidad. Nadie tiene derecho a publicar una fotografía mía en un sitio donde se pierde el control de esas imágenes, sean de contenido obsceno o no, y, desgraciadamente, no es necesaria ninguna autorización a la hora de subirlas.
Y no. No tenemos las fotografías de la ex desnuda. Cochinos.
Casi siempre la tecnología va por delante de las leyes... Igual casos como éste sirven de condena ejemplar. Habría que buscar una manera de evitar que alguien pueda subir fotos tuyas sin tu autorización a ningún sitio, pero eso parece imposible... al menos por ahora. De momento sólo se puede denunciar y esperar a que (¡con suerte!) se castigue a quien ha subido la foto... ADV.
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