Después de la tontería de dar el Premio Nobel de la Paz a Barack Obama por lo que pueda llegar a hacer y no lo que ha hecho (en este caso, el Premio Nobel de la Paz debería ir para todo el mundo. Es más, el de Economía, debería ir para todos los niños que aprendan a dividir con decimales…), la Asamblea Legislativa boliviana ha pedido el inicio de una campaña para que Evo Morales gane este premio, por sus defensas de la madre tierra. Total, ya se lo dieron a Al Gore, que va de conferencia en conferencia en jet privado, que no contamina (nótese la ironía).
El caso es que no tendría más repercusión si no fuera porque hace menos de una semana que Evo Morales soltó las siguientes perlas:
“El pollo que comemos está cargado de hormonas femeninas. Por eso, cuando los hombres comen esos pollos, tienen desviaciones en su ser como hombres”.
“La calvicie, que parece normal, es una enfermedad en Europa, casi todos son calvos. Y es por las cosas que comen. Mientras, en los pueblos indígenas no hay calvos, porque comemos otras cosas”.
Bien, Evo. Bien.
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