Un agente de Policía alemán de 26 años se coló con su novia (o algo parecido) en una Iglesia, antes de que comenzara la misa matutina, y tuvo sexo durante el oficio. Los gritos de la pareja provocaron la interrupción del sermón por parte del párroco.
Dentro de la Iglesia asistían a la misa 25 fieles, una de las cuales se acercó al órgano de la Iglesia, de donde provenían los gritos, sorprendiendo a ambos retozando in fraganti. Ambos dos se fueron corriendo como alma que lleva el diablo (¿nunca mejor dicho?), pero fueron reconocidos.
Es lamentable que alguien carezca hasta tal punto de conducta como para hacer una cosa así.
Párroco de la Iglesia.
Mientras, el Policía ha sido suspendido de trabajo, y la pareja, en el peor de los casos, podría pasar tres años en la cárcel. Y yo me pregunto, ¿qué tipo de morbo puede dar hacerlo en una Iglesia? Al pan, pan, y al vino, vino.
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