Anoche disfruté del visionado de Rocknrolla, de Guy Ritchie, el flamante ex de Madonna. Guy Ritchie escribió, produjo y dirigió la cinta, que, cómo no, nos lleva de nuevo al mundo de Lock & Stock y Snatch.
Ojo. La película es buena. De hecho, la recomiendo, sobre todo porque no ver esta clase de películas es pasar a ver mucha cosa mala proveniente del otro lado del charco. Guy Ritchie sabe que sus historias de atracos, mafiosos y ajustes de cuentas funcionan, y lo exprime al máximo, si bien son mejores Snatch y Lock & Stock, por ese orden.
Rocknrolla tiene como telón de fondo el tráfico de influencias, el soborno para conseguir licencias de explotación de terrenos, y una ciudad, Londres, donde desembarca un ruso estilo Roman Abramovich que quiere construir un estadio. Sin embargo, las ganas de jaleo de una joven contable propician que el trato no salga como tiene que salir, se entre en algunas historias entrecruzadas y todo se complique… pero no lo suficiente.
En algunos puntos, Ritchie trata de hacer gracia, ya sea con puntos sutiles o descarados, pero no logra encajar los toques magistrales que encumbraron a Snatch, esos toques que hacen de aquella cinta una obra de arte sin necesidad de ser obvio. Aquí no tenemos ningún Brad Pitt clavando el papel de gitano con naturalidad, y casi mejor, porque en ese caso habría parecido sobreactuado. Además, la historia en sí la encontré algo descafeinada, poco liosa, para lo que nos tenía acostumbrado Ritchie. ¿Evolución?
Tal vez por eso esta película pasó bastante más desapercibida, pero, si no sabéis que película ver y la tenéis a mano, vedla.
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