16/10/09

El Gobierno prohibirá la pornografía y la violencia gratuita en TV

steven_seagal_on_deadly_ground Los políticos en España siguen queriendo ser los papás y las mamás de todo ser viviente. Hasta ahora, los contenidos pornográficos y de violencia gratuita (que creo que merecería una entrada en la RAE para que quede claro qué es la violencia gratuita) podían emitirse libremente durante la madrugada, pero ahora el Gobierno ha modificado la ley para que se prohiba la emisión de estos contenidos a cualquier hora del día, salvo que se garantice el acceso condicional y la posibilidad de control parental.

Vamos, que no sé si bastará poner un par de rombos en una esquina de la pantalla o habrá que mandar un mensaje con la palabra ZAPATERO SEXO al número que nos digan.

Todo esto no es si no la enésima prueba de hipocresía política de este país. Alegan que así se busca incrementar la protección de los menores. ¿Perdone? Los de mi generación crecimos viendo a Chuache como Terminetor, a Stallone como Rambo, a Steven Seagal como un tío que mataba a todo el mundo, a Van Damme luchando como un Soldado Universal, y cualquier tipo de película de acción que tenía un buen número de mataos (que diría mi abuela) nos gustaba. Y, por regla general, no estamos tan locos como vienen las pseudoprotegidas nuevas generaciones.

¿Acaso están tan ciegos que no ven que Belén Esteban en TV hace más daño a los chavales que cuarenta episodios de Dragon Ball? ¿De verdad creen que ver una película pornográfica es más dañino que escuchar a Mari Tere de Jesús (nombre ficticio) hablar sin pormenores de cómo, cuando y con cuántos tíos se acostó ayer? ¿Pero esto qué es? ¿¡PERO ESTO QUÉ ES!?

Hipocresía pura y dura. ¿Qué narices tiene que decir el Gobierno qué ver y qué no? ¿Qué pasa, que los chavales de hoy en día no tienen padres? Vamos, no sé, pero yo, en mi tierna infancia no me quedaba hasta las dos de la mañana viendo la televisión. Y si me quedo, y comienzan a echar porno, ya están mis padres para mandarme a la cama. El Gobierno no está para educar, esa tarea radica en los padres.

Dicen que es para proteger a los menores. Sí, pero, sin embargo, no cambiamos un poco la ley del menor para que no ocurra de nuevo un caso como el de Sandra Palo. No castigamos severamente a quien gusta de practicar bullying con sus compañeros de clase porque, pobrecito, sólo tiene 17 años y no sabe lo que hace.

¿Pero de qué os alarmáis? Si sois vosotros los que estáis permitiendo una sociedad en la que reina el todo-vale, y ojo con decirle algo a algún menor, que te denuncia. Se premia la falta de respeto, la pereza, la soberbia, y seguramente el resto de los capitales.

Al menos, ver una película de Van Damme antes te permitía aprenderte algún golpe maestro con el que partirle la cara al ladrón de turno que entra a tu casa dispuesto a cepillarse (en todos los sentidos menos el literal) a alguien de tu familia. Pero en esta sociedad en el que el poder, cada vez más parecido al Gran Hermano, quiere erigirse educador, normalmente el ladrón, el maleante y el agresor suele estar en la calle en menos de lo que canta un gallo.

Hace poco un taxista en Alcalá de Henares condujo hasta la comisaría mientras dos hombres le daban palos hasta en el carnet de identidad porque querían robarle. El tío se las apañó para llegar y les entregó a la Policía. Tardaron menos de dos horas en salir libres. Eso sí, quitemos la violencia de las televisiones.

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