15/11/09

Escapar…

planeta-tierra-pequeno1 El ser humano ansía escapar. Algunos lo llamarán afán de exploración, de conocer lo desconocido, de alcanzar lo inalcanzable. Superación de uno mismo. Pero el ser humano, en toda su grandeza, sólo quiere escapar de donde está. Nacemos escapando del vientre materno, y damos nuestros primeros pasos queriendo escaparnos de una cuna con barrotes.

El sedentarismo es el peor enemigo de la vitalidad humana. El ser humano ha llegado a dominar el planeta por su afán de exploración. Muchos critican el ingente gasto de dinero (yo lo llamo inversión) que los gobiernos dan a la exploración espacial. Esto es, a día de hoy, el punto culminante de toda exploración, de toda condición humana. Igual que el músico quiere conseguir la mejor pieza. Igual que el cineasta quiere rodar la mejor película y el escritor la mejor novela. Igual que el deportista quiere ser el que corra más y el alpinista el que más alto suba. Los que critican la exploración espacial deberían recordar a un hombre que se llamó Cristobal Colón. Recorrer los mares desconocidos para alcanzar unas indias que resultaron ser otro continente no era si no un gasto innecesario en un mundo plano.

Podemos mirar más hacia el pasado, y recordar a los primeros nómadas. Ellos también tuvieron a su propio neandertal con palo en mano que se negaba a explorar otros confines. ¿Para qué vamos a aprender a cazar? ¿De qué nos sirve hacer fuego? ¿Qué utilidad podría tener la rueda? La exploración, la investigación y la superación es inherente a la humanidad. La exploración espacial es tan necesaria como la exploración en medicina o en biología. El ser humano necesita explorar lo desconocido. Ese dinero no es malgastado, es invertido. Sin un estímulo, el hombre se estanca, no crea, no innova, no sueña.

El ser humano necesita escapar, también de este mundo.

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