25/9/09

Leyenda sobre el Acueducto de Segovia

Se sabe que es la mayor obra civil romana que queda en la península, pero resulta más grato de conocer la leyenda que circula en las sombras sobre la creación del Acueducto. ¿Y si no fueron los romanos sino el mismísimo Lucifer quien lo construyó?

acueducto-de-segovia (09)Cuenta la leyenda que una críada tenía que cumplir con las caprichosas pretensiones de su amo, un ricachón del pueblo al que se le antojaba tener agua fresca y pura cada mañana. Esto podría no parecer mucha cosa si no tenemos en cuenta que el modo de conseguirla era del río, que estaba muy lejos, y que para llegar había que bajar un montón de cuestas que, desgraciadamente, luego se volvían en tu contra, cuesta arriba.

La críada pasaba los días yendo y viniendo del río, agotada, sabiendo que al día siguiente el cansancio acumulado iba a convertir la faena en algo peor que el día anterior. Un día la chica cayó agotada y, aun siendo una buena muchacha, creyente y todo eso, imploró al jefe del averno que le salvara de ese sufrimiento. El diablo lo escuchó y se le apareció:

- Si eres capaz de hacer algo para traer el agua del río justo a la casa de mi señor y librarme de esta agonía antes de que salga el sol, te entregaré mi alma para siempre.

Esa misma noche, una tormenta se cernió sobre la ciudad, y un montón de diablillos secuaces de Satanás colocaron piedra sobre piedra, formando la estructura que hoy conocemos como "El Acueducto de Segovia". Solamente quedó una piedra por poner, reservada para Satanás, que, entre risas y bailoteos, sabiendose dueño de un alma más, se tomó su tiempo para colocarla. Tanto, que perdió la noción del tiempo y escuchó el cantar de un gallo. Había amanecido, y él había perdido el alma de la chica.

Rauda, la muchacha corrió a la iglesia para confesarse, y el sacerdote, sabiendo que había sobrevivido de milagro a las garras del maligno, mandó colocar en el hueco de la piedra que quedaba, una imagen de la Virgen y de San Esteban.

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