El 5 de marzo un coche despegó en Nueva York y estuvo en el aire 37 segundos, aterrizando perfectamente después. El futuro está a la vuelta de la esquina. Y no fue sólo un golpe de suerte: el experimento se probó otra docena de veces durante los dos días siguientes, todos con éxito.
Además, se va a crear una categoría únicamente para este tipo de vehículo (llamado Light Sport Aircraft, que ya se lo podían haber currado un poco más) y es una especie de híbrido entre el coche y el avión. En formato coche dispone de un motor de 100 CV, que funciona con total normalidad, y en formato cacharro volador dispone de un tanque de 20 galones de combustible (lo que vienen a ser 75 litros), lo que le da un alcance de 725 kilómetros, que no es moco de pavo, a unos 175 kilómetros por hora.
¿Y cómo se pasa de un estilo a otro? Pues como os estáis imaginando. Estando en su asiento cómodamente, saca las alas, cambia el motor, y ala, a darlo todo. El proceso dura sólo 30 segundos.
¿Qué vas en modo avión y de repente comienza el mal tiempo (la pesadilla de todo piloto de coches voladores)? Pues aterrizas en el aeropuerto más cercano (pide permiso antes, claro) y te dedicas a ir por carretera hasta que la tormenta pase (malditos cirrostratos).
Hacía mucho que no lo decíamos, pero...
WHAT A PEPINO!!
0 comentarios:
Publicar un comentario