Me meto a mi ronda habitual de webs, encabezada por Microsiervos, cuando veo no sé qué artículo sobre no sé qué avión que se cayó al río Hudson. 
En su blog AvionRevue tienen mucha información sobre el siniestro. La buena noticia es que ningún pasajero ni tripulante falleció en el accidente. Resulta muy curioso ver a esas personas, que en un primer momento puede dar lugar a pensar que por fin se ha descubierto el modo de flotar en el agua, hasta que uno se cerciora de que realmente están sobre el ala del avión.
Los pasajeros ya tienen algo que contar a sus nietos, si bien ya es tarea suya contarlo de forma creíble o no. Tienen suerte, vivimos en un mundo digitalizado, y siempre tendrán pruebas de que realmente iban en un avión que quiso aprender a nadar.
La aeronave cayó al río Hudson (que separa Nueva York de New Jersey) a poco más de las 15.00 de la tarde hora americana.
Según los pasajeros, chocaron contra una bandada de pájaros muy grande, destrozando los motores. "Cuando nos dijeron que nos preparáramos para el impacto no sabíamos si ibamos a caer en tierra o en agua".
La nota anecdótica la protagonizó un pasajero que recibió un e-mail desde Charlotte (destino del vuelo), proveniente de un compañero de trabajo, porque su colega no venía:
"- ¿Dónde estás?
- Acabo de aterrizar en el Hudson."
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