27/5/08

27 de Mayo

Iba yo para el metro cuando me dice un amigo, del que no diré el nombre aun porque me ha pedido que le guarde la identidad.

- Rodolfo, estoy hasta las narices del Abono Transportes y de su puta madre. Hoy me cuelo.
- Tío, haz lo que te salga de la punta del nabo.

Y, efectivamente, lo hizo. Y de qué modo, oigan. La escena fue memorable y memoriosa, que es un adjetivo que existe, si no consulten a la RAE. Otra cosa es que concuerde gramaticalmente. Pero a lo que iba, el tío terminó de bajar unas escaleras mecánicas que hay y fue directo a la entrada al metro, saltando la valla.

Fue caer y recibir la zancadilla del guarda de seguridad que andaba por allí. Cayó al suelo de boca (nunca me ha gustado la palabra "bruces") y después una fuerza vertical le tiró hacia arriba. La fuerza provenía del brazo del segurata, que debía tener unos cuatro metros de contorno, metro arriba metro abajo.

- Tú te vienes conmigo, chaval. Estoy hasta las narices de niñatos como tú.

Se adentraron en un pasillo, abrieron una puerta y se metieron dentro. No he vuelto a saber nada de él hoy. No sé que le habrá pasado. Yo llegué a casa más sano que salvo y me puse a estudiar como buen universitario.

¡Qué cosas pasan en Madrid!

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