Barack Obama aterrizó en Oslo para recoger su Premio Nobel de la Paz, diciendo que no erradicará la violencia, ya que hay tiempos en los que las naciones, individualmente o en conjunto, tendrán que usar la fuerza por causas no sólo necesarias si no también justificadas moralmente. Un discurso, para comenzar, la mar de pacífico.
Barack Obama recibiendo el Premio Nobel de la Paz (New York Times)
Y no voy a criticar que no tenga razón el mandatario yanqui, porque sin duda la tiene. Si no hubiera sido por el uso de la fuerza estadounidense, seguramente todos en Europa estuviéramos hablando alemán y adorando a un hombre bajito, con bigote, y cara de mala leche.
Sin embargo, Barack Obama no ha hecho nada. Muchos critican que incluso ha mandado más tropas a Afganistán, mientras otros le respaldan diciendo que el hecho de que mande más tropas no quiere decir que esté a favor de la guerra. ¿Qué más da? ¿Ha hecho algo? ¿Por qué hay que darle el Premio Nobel de la Paz a un hombre que no ha hecho absolutamente digno de mención de cara a apaciguar los ánimos de destrucción del ser humano? ¿No es acaso un insulto para personas que sí se lo merecieron como Nelson Mandela o Martin Luther King? Dicen que se lo han dado no por lo que ha hecho, si no por lo que puede llegar a ser… Claro, que aunque no lo haga, el Premio se le habrá dado.
Denme la asignación de un Eurodiputado, no vaya a ser que llegue a serlo en un futuro.
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