- 4%: El llamado superreducido, que se aplica a servicios de primera necesidad, como las verduras, la leche, los huevos, el pan, la fruta, libros, periódicos, especialidades farmacéuticas y, durante unos meses, la vivienda nueva.
- 8%: El llamado reducido, que se aplica a productos alimenticios y sanitarios, transporte de viajeros, servicios de hostelería y construcción de nuevas viviendas.
- 18%: El general, al que van los que no entran en los anteriores.
16/6/12
Rajoy contradice al FMI y dice que no subirá el IVA
6/6/12
¡Salvemos a Tío Pepe!
Hace un par de años nuestro querido ex alcalde de la capital, Gallardón, tuvo la genial ocurrencia de querer eliminar los anuncios luminosos de la ciudad. Sin embargo, bien tuvo en cuenta que algunos carteles iban a suscitar fuertes críticas, como el de Schweppes de la Gran Vía o el de Tío Pepe en la Puerta del Sol.
Este cartel de Tío Pepe lleva su tiempo en una nave de Arganda del Rey esperando que el edificio que lo acoge termine de restaurarse y convertirse en una Apple Store gigante. ¿Y cuál es el problema? Pues que parece ser que la familia propietaria del edificio no quiere que el cartel luminoso de Tío Pepe vuelva a presidir la Puerta del Sol (en palabras de un portavoz de Gonzalez Byass, empresa propietaria del cartel). Desconocemos si ha habido comunicación con Apple para instalar allí una de sus manzanas mordidas (no han hecho ninguna declaración desde la empresa norteamericana). Sin embargo, lo que sí conocemos es la antigüedad del cartel: 76 años (fue puesto en 1936). Y lo quieren quitar.
El cartel de Tío Pepe no deja de ser un símbolo de Madrid como puede serlo el de Schweppes. Sí, no es el Palacio de Telecomunicaciones, ni el Reloj de la Puerta del Sol, ni el Palacio de Oriente, ni la Cibeles… ¿Y? Es otro tipo de símbolo de la ciudad. ¿Se imaginan a Londres eliminando la publicidad de TDK de Picadilly Circus? ¿Os imagináis unas carreteras sin el toro de Osborne vigilándolas?
Yo no quiero una manzana de Apple. Quiero a Tío Pepe.
PS: Coca-cola ha hecho saber a la empresa Gonzalez Byass que pueden colocar su cartel en su edificio en el Campo de las Naciones.
1/6/12
Ganaríamos más sin retenciones (nosotros y Hacienda)
El Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, o IRPF, es el impuesto que pagamos todos los ciudadanos de forma proporcional a la renta que hemos obtenido durante un año, sea sobre el trabajo o sobre el capital.
Sin embargo, para que no nos llevemos el susto, las empresas, vía el Estado, se encargan de gestionarnos nuestro dinero, y mensualmente podemos ver en nuestra nómina cómo se nos retiene un porcentaje dedicado a pagar el IRPF del año, normalmente un porcentaje bastante aproximado al IRPF que nos va a tocar pagar a final de año.
Pues bien, con esta sencilla práctica de Papá Estado estamos sufriendo un importante coste de oportunidad por nuestro dinero. ¿Por qué el Estado no deja a cada persona administrar su dinero y recaudar en junio del año siguiente lo que la parte proporcional de la renta adquirida el año anterior?
Como siempre, pongamos un ejemplo.
Supongamos un trabajador que tiene un salario de 28.000 € brutos al año, dividido en 12 pagas en el año 2012. En el año 2013, este trabajador tendrá que haber pagado a Hacienda durante el mes de junio 4.866.50 €, es decir, un 17,38% de su salario bruto anual. Esta cantidad se ha ido reteniendo mes a mes, por lo que ha estado cobrando 1.779,63 € y le han retenido mensualmente unos 405 €.
Ahora supongamos un Estado que no haga de Papá, es decir, que no te quite el dinero para que no te lo gastes, si no que te deja a ti hacer, sacarle una rentabilidad, y luego pedirte cuentas sobre lo que has ganado durante 2012.
Bien, ahora nuestro protagonista gana 2.185 € mensuales, pero se ha hecho sus cálculos y ha decidido ahorrar los 405 €/mes que tendrá que pagar a Hacienda el año que viene. Eso sí, en lugar de dejarlo muerto en el cajón, decide meterlo en depósitos al 4% anual. En enero meterá 405, en febrero otros 405 y así sucesivamente. El depósito tiene liquidación mensual. Así, al final de año, esos 405 € mensuales se habrán transformado en:
enero | 405,00 € |
febrero | 811,35 € |
marzo | 1.219,05 € |
abril | 1.628,12 € |
mayo | 2.038,55 € |
junio | 2.450,34 € |
julio | 2.863,51 € |
agosto | 3.278,05 € |
septiembre | 3.693,98 € |
octubre | 4.111,29 € |
noviembre | 4.530,00 € |
diciembre | 4.950,10 € |
Lo que nos ha dado unos 100 euros más para nosotros, ya que a Hacienda sólo tendremos que pagar 4.866 € (realmente ganamos menos, ya que el 21% de los intereses va para Hacienda… es decir, ¡Hacienda ganaría más! Poco más, pero multiplicad por toda la gente que cotiza…).
Pero, no acaba aquí la cosa, ya que este dinero puede seguir trabajando hasta junio de 2013, que es cuando se paga la declaración… Así, esos 4950,10 (el nuevo salario irá para pagar el IRPF de 2014), se convierten en…5.033 euros. A Hacienda sólo tenemos que pagar 4.866 €, por lo que estamos perdiendo anualmente 167,15€, que tampoco es mucho, pero para un capricho te da (¡aumentas el consumo!).
En fin, que por culpa de Papá Estado y la ilusión monetaria (sin retenciones las personas se creerían que tienen todo ese dinero disponible y se lo fundirían: este es el razonamiento más extendido para las retenciones) perdemos dinero año a año.